miércoles, 4 de mayo de 2011

Santiago Oviedo - Editor de NM fantasía y Ciencia Ficción










 Santiago Enrique Oviedo - Escritor y Editor de la revista electrónica de CF: NM

Hola. ¿Quién eres? Presentate con tus palabras, por favor.

Hola. Soy Santiago Oviedo. Argentino. Nacido en Buenos Aires el 4 de julio de 1960. Trabajo como corrector de textos en una editorial jurídica. Escribí algunos cuentos de terror, fantásticos y de ciencia ficción y publico la revista electrónica NM (La nueva literatura fantástica hispanoamericana), dedicada a la difusión del género por Internet (www.revistanm.com.ar). Músico aficionado en mi juventud, me gusta el heavy metal.

¡Ja! ¡Heavy Metal! Bueno eso lo dejamos para después. Mencionaste a NM. Tu revista tiene toda una historia. Me refiero a la creación de Nuevomundo y sus creadores ¿Podés contar algo de esa historia?

Nuevomundo fue una revista fundada en 1983 por Daniel Croci, también conocido por su seudónimo literario de Daniel Barbieri. Un excelente escritor y un estupendo amigo, que a lo largo de los dieciséis números de ese emprendimiento se dedicó a difundir literatura de ciencia ficción exclusivamente escrita en español. Su concepto era que los autores de habla inglesa ya tenían sus propios canales de difusión y que era importante valorizar las nuevas letras panhispánicas. En las últimas épocas de la publicación, hasta su cierre, me desempeñé como director. Luego, hace cinco años, más o menos un año después de la muerte de Daniel, se me ocurrió lanzar una revista gratuita alojada en Internet, como una especie de homenaje a toda su trayectoria. Lógicamente, ya no era la de él, así que por respeto decidí llamarla NM, como nos referíamos a ella dentro del cuerpo de redacción, y sigue sin publicar traducciones. Por ende, a casi diez años de la desaparición de Nuevomundo, el espíritu de aquella entrañable revistita de aficionados volvió al mundillo de la ciencia ficción.

¿Cómo empezaste a aficionarte en la CF?

Llegué a ella tardíamente. Originalmente me volqué más a la historia, la literatura de terror y las leyendas del Ciclo Artúrico. Eso me llevó a la literatura céltica. Luego apareció la revista El Péndulo y comencé a adentrarme en la ciencia ficción, para sumarla definitivamente a mis lecturas favoritas.

¿Y de dónde viene tu afición por la cultura celta?

Creo que lo llevo en la sangre. Por parte materna desciendo de irlandeses. Por apellido, obviamente, soy asturiano, a un tiro de piedra de los gallegos. Cierto que también tengo algo de vasco y de longobardo. También algo de guaraní y supongo que algo más por algún lado. Pero definitivamente parece que pesan más los genes célticos.

¿Y cuándo sentiste el impulso de escribir?

A fines de la secundaria, con unos dieciséis años, traté varias veces de escribir al estilo Lovecraft. Ya venía escribiendo las letras de una banda que formaba con unos compañeros del colegio. Hacíamos covers de los Beatles, hasta que empezamos a escuchar a Deep Purple y Black Sabbath. Pero, hasta eso de los veinte años, los cuentos me resultaron esquivos. Sólo en esa época conseguí escribir algo aceptable, trasladando los Mitos de Cthulhu a la Argentina, agregando material de las leyendas de los aborígenes locales.

¡Cthulhu en Argentina! ¿Sobrevivió alguno de esos cuentos?

“La Hermandad de las Sombras” apareció en un número de Sinergia, de Sergio Gaut vel Hartman, y “Catacumbas de horror” en Gurbo, de Martín Salías y Pedro Díaz. El resto quedó archivado en alguna caja de viejo material mecanografiado. Cuentos primerizos, creo que consideraría hoy. Por aquellos años, Sergio me impulsó para que escribiera cada vez más ciencia ficción, antes que terror, y debo reconocer que es un género más versátil.

¿Qué temas te gusta abordar en tus cuentos?

Básicamente, la soledad y la pequeñez del ser humano frente a los misterios de la vida y de la naturaleza. Mis personajes son más víctimas que héroes. Actúan porque deben hacerlo, porque no tienen otra salida. A veces logran trascender a sí mismos…

Sí, en los cuentos que leí se nota. ¿Cuál es tu aspiración? ¿Fama?

¿Fama? No sé. Seguramente no dinero. Si no, hubiera buscado otro camino. Quizá ser recordado, más bien. Tratar de forjar aunque más no sea un solo objeto artísticamente bello, capaz de perdurar y trascender. Alcanzar esa única forma de inmortalidad que se le permite al animal humano.

Es una definición con la que coincido. Creo que además de comunicarnos, intentamos vencer un poquito a la muerte con nuestros relatos. ¿Qué es lo que te hace juzgar si un relato es bueno o malo?

La idea central. Lo novedoso del relato o de la manera de abordar algún tema ya conocido. Cierta poesía en las palabras, diálogos inteligentes o personajes que despierten algún interés particular. Muchas cosas, en realidad. Detrás de cada cuento está el escritor, su visión del mundo. Es una buena forma de conocer a las personas.

¿Estás de acuerdo con los filtros de edición? ¿Quién debería realizarlos?

Los “filtros de edición” resultan inevitables. Cuando un editor selecciona el material, inconscientemente los está aplicando. En un colectivo igualitario, las opiniones no son necesariamente coincidentes. Cuando la decisión la toma uno solo, también pesan los gustos e incluso los prejuicios. Hay material que no leería y, por supuesto, que menos publicaría. Por eso soy partidario de que siempre haya una amplia variedad de medios, para que todo el mundo pueda expresarse como corresponde.

Esto es interesante. Es más, pienso que NM es la más versátil de las publicaciones actuales. Quiero decir, hay para todos los gustos y siempre estás presentando a un autor que no ha sido publicado antes. Me atrevo a decir que muchos escritores del nuevo milenio tuvieron su debut en NM. ¿Esto es algo natural para vos o buscás a propósito a los noveles?

Tengo que confesarte que sólo para los primeros números tuve que afanarme para conseguir colaboradores. Por suerte estaban los antiguos conocidos, siempre dispuestos a dar una mano, y algunos autores nuevos que rápidamente se interesaron en el proyecto. Después todo se hizo más fácil y comenzaron a aparecer cada vez más escritores a los que no conocía anteriormente, con ganas de publicar en la revista. Muchos de ellos, incluso, debutantes y que prometen mucho. Eso es algo que me produce una enorme alegría. Creo que puedo decir que soy un hombre afortunado.

Sí, recuerdo el PIEE que ganó Sue Giacomán Vargas. ¿Qué opinás de los neologismos?

En un campo como el de la ciencia ficción, son casi inevitables. A su vez, el idioma es algo vivo, cambiante. Pensemos en acrónimos que ya se volvieron palabras por derecho propio, como “radar” o “sida”, por ejemplo. Por cierto, esos neologismos tienen que estar siempre en función del cuento. Nunca al revés.

¿Qué es la CF para vos?

Una etiqueta lamentable. Si a más de uno se le diera a leer alguno de los libros catalogados en las librerías como de “ciencia ficción”, seguramente lo disfrutaría sin el temor de ser confundido con los “loquitos” o “raros” que se nos considera ser. Por otra parte, hay que reconocer que esa etiqueta también nos sirve para identificarnos entre nosotros en medio de las “multitudes solitarias”. Así que, en cierta forma, no deja de sernos algo útil. Acaso el lema sea: “Si no puede ser como ellos, no seas como ellos”.
Ahora bien, fijate que hace unos días, en mi trabajo, el autor de una obra jurídica citaba a Eduardo Couture, un renombrado doctrinario uruguayo, que decía: “Para la ciencia del proceso [judicial], la separación del derecho y de la acción constituyó un fenómeno análogo a lo que representó para la física la división del átomo” (Fundamentos de derecho procesal civil, Montevideo, B de f, 2002, pág. 52). El resto de la gente que estaba en la oficina no podía entender por qué me reía a carcajadas. Que Couture escriba eso perdido en el medio de un libro de quién sabe cuántas páginas, dedicado a cuestiones procesales, vaya y pase; tiene que tratar de matizar una materia árida y puede darse el lujo de ciertas licencias “poéticas”, aunque poco felices. Que otro abogado cite esa frase como si fuera la verdad revelada del Universo ya es un despropósito. El lector de CF, por lo menos —en su gran mayoría—, sabe que lo que está leyendo es ficción.

Es cierto. ¿Cuál de tus cuentos te es más querido? ¿Por qué?

“Marina del silencio” me dio muchas satisfacciones, pero también se convirtió en una pesada carga. Demasiado bueno. Uno siente que los lectores no van a perdonarle que luego no siga manteniendo ese nivel. Por eso en estos momentos siento una especial predilección por “Ajolote”, un cuento que escribí unos diez años después, luego de mucho tiempo de no jugar con las palabras. Ambos salieron publicados en Axxón, así que supongo que Eduardo Carletti y su grupo consideraron que el segundo tenía una calidad similar a la del primero.

Desde luego y es sabido que Axxón no publica cualquier cosa. ¿Crees que hay lectores para lo que escribís?

Quiero creer que sí. Supongo que sí. Espero que sí.

¿Tienes un e-zine favorito?

Axxón tiene toda esa carga de años que la hace entrañable. Hay otros muy interesantes en la Red, por supuesto. Algunos, lamentablemente, desaparecieron. De tanto en tanto suelo curiosearlos, para ver cómo sigue el movimiento y qué andan escribiendo algunos autores a los que aprecio de modo particular. Me gustaría mucho disponer de más tiempo para poder ocuparme de todos, pero debo confesar que las tareas que implican llevar adelante NM no me lo permiten.

¿Cuánto tiempo te ocupa armar un número de NM?

El armado en sí, un fin de semana o dos. Es la parte más sencilla. El resto del tiempo entre una revista y otra lo demanda la lectura del material y la selección del que irá en cada número, conversar con los autores algún cambio que me parezca necesario y escoger el orden en que irán los cuentos.

¿Hay algún autor contemporáneo que sigas?

Algunos conocidos personales, principalmente. Hernán Domínguez Nimo, Claudia Cortalezzi, Ricardo Giorno, por ejemplo, entre muchos otros.

¿Cuál es tu autor favorito?

Ernst Jünger, Tolkien y Cordwainer Smith. También Abelardo Castillo.

Sí, Abelardo Castillo, un genio del cuento. Recuerdo una noche, de esas interminables en el tablero. Estaba escuchando en la radio a Alejandro Apo y empieza a contar “Patrón”. Tenían tanta magia las palabras; creo que me hice fanático de Castillo, ese día. Según tu parecer, ¿los autores de CF colaboran entre sí o son individuos aislados?

Hay una suerte de camaradería, creo. También algunas envidias, seguramente. Y, por supuesto, también hay algunos bichos solitarios.

¿Qué opinás de los ilustradores?

¡Que el que no colabora con NM no sabe ilustrar! (Risas)
Hablando en serio, hay algunos que son realmente impresionantes. Me gustaría conocer muchos más. En ese sentido, mi revista siempre rengueó por ese lado, pero los que han participado con sus tapas me brindaron muchas satisfacciones. Le dieron a la publicación una cara visible que representa muy bien la calidad de su contenido.

Hummm, a mí me gustan todas las portadas de NM. ¿Es importante la divulgación de las novedades CF?

El aficionado siempre la está necesitando. Considero loable el esfuerzo de aquellos que se dedican a buscarla y comunicarla.

¿Qué opinás de la autoedición?

Supongo que te estás refiriendo a las ediciones de autor, porque “autoedición”, en realidad, es el hecho de “autoeditar”, hacer con una computadora todas las tareas que en una editorial se realizaban en distintos departamentos. Aunque ahora hasta las editoriales grandes suelen usar programas estándar de autoedición.
Con respecto a tu pregunta, hay de todo, como en el caso de las ciberbitácoras. Hay productos dignos y hay cosas que sólo muestran incapacidad de autocrítica. Lo más grave, me parece, es que ese fenómeno muestra la falta de interés de las editoriales en preocuparse por la publicación de autores no reconocidos. En suma, prima el interés económico, antes que el literario.

¿Te animás a opinar sobre algún editor que te haya publicado? ¿O que no te haya publicado?

En la época dorada de las revistas de ciencia ficción en papel en la Argentina, desde 1984 hasta 1992, llegué a publicar en casi todas ellas. En la que más me costó incluir un cuento fue en Cuásar, de Luis Pestarini, donde salió “Entre dos aguas”. Mi línea literaria no suele ajustarse muy bien a sus parámetros editoriales. No obstante, colaboré en ella activamente con comentarios bibliográficos y traducciones de cuentos. Eso es un ejemplo de lo que te decía antes respecto de los filtros de edición y de la necesidad de la variedad de publicaciones.

¿Ves televisión?

No. En estos momentos en el departamento sólo tengo acceso a los canales de aire, así que el aparato se enciende muy poco. Cuando estaba en mi otra casa, por el cable veía básicamente documentales de NatGeo, Discovery e History Channel.

¡Ah!, te gustan los documentales. ¿Qué opinás sobre los adelantos tecnológicos en la vida diaria?

Son impresionantes y en más de un caso por demás conveniente. Lo único preocupante es cuánta gente sería capaz de vivir sin ellos.

Es “Un Mundo Feliz” parecido a “Matrix”. La prioridad es el individualismo y la despersonalización. Sabés, pienso que si esto sigue, cosas como la amistad, la lealtad y el respeto a la libertad van a desaparecer ¿Pensás en el futuro?

Todos los días. Por costumbre, en todos los ámbitos, observo, pienso, analizo todas las variables posibles y después improviso. Siempre trato de tomarme un tiempo para estar un rato en un café, pedir una cerveza y escuchar —o no— las conversaciones de otros parroquianos. En muchos lados hay varios que son habituales, grupos que tienen la costumbre de reunirse de modo habitual. Personalmente, en ese sentido, soy optimista. No creo que esas cosas vayan a desaparecer. Sí es posible que sea un poco más difícil encontrarlas. Pero dudo que desaparezcan.

¿Qué pensás de las nuevas formas de comunicación? ¿Y las redes sociales?

El correo electrónico y la mensajería instantánea son instrumentos que permiten que NM mantenga su puntualidad en cuanto a las fechas de aparición. Las operaciones comerciales o algunos trámites por medio de la Red resultan de una utilidad mayúscula. Las redes sociales, en cambio, a veces se vuelven extremadamente banales. No partidario de criticarla, como hacen algunos. Después de todo, uno siempre tiene la necesidad de hacer una tontería por día, para que la solemnidad no lo anquilose. Pero distinto es estar haciendo tonterías todo el día. Ahí uno ya se acerca peligrosamente a la estupidez.

Ahora los chicos siguen aventuras a través de juegos de video o historias en cine condicionadas por el merchandising. ¿Pensás que eso reemplazará a la literatura tradicional?

El problema se da cuando los chicos no ven a los grandes leyendo o viendo buen cine. Lo auténticamente preocupante es que cualquiera de nosotros puede advertir que no lo hacen.

¿Cuántos hijos tenés, Santiago? ¿Leen NM?

Dos. Uno de veinte y otro casi de dieciocho. No le dan mucha bolilla a la revista, pero leen mucho, especialmente el mayor. Por suerte material del género. El hobbit, El Señor de los Anillos. Al entrar en la adolescencia, Un mago de Terramar. La trilogía de la Bodoc. También los libros de Narnia.

¿Por qué pensás que la CF es tan infravalorada en la opinión general?

No creo que sea infravalorada. Pienso que es ignorada conscientemente. Seamos sinceros, como rama literaria, no nos caracterizamos por ser optimistas y almibarados en nuestra visión del futuro. Más bien todo lo contrario. Y creo que la mayoría de la gente prefiere no pensar en eso.

Tenés razón. ¿Imaginás que algún día conquistaremos el espacio como en Star trek?

No lo creo. No creo que podamos salir más allá de la astronave Tierra. Quizá sí terraformar Marte o acaso explotar los recursos del cinturón de asteroides. Somos pequeños en un Universo inmenso. Eso no quita, aun así, que no podamos pensar y hacer cosas en grande, pero no me parece que una de ellas sea lograr salir del sistema solar.

Pienso igual. Tal vez en varios milenios, pero creo que el espacio está vedado para los humanos por muchas generaciones. Ojalá me equivoque. Si hubiese un holocausto climático o ecológico, ¿qué harías?

Si no perezco en él, tratar de sobrevivir, supongo. En mis bolsillos siempre hay un cortaplumas suizo, papeles, una birome y un encendedor. Eso tendría que alcanzar para empezar. Si invaden los extraterrestres para exterminar a los humanos, lo más probable es que me ponga de su lado. (Risas)

¿Cuál es tu película de CF favorita?

Blade runner. Y Alien.

¿Creés que los autores de CF son nerds o ratones de biblioteca despegados de la realidad?

¿Los autores? Nooo. Acaso puede serlo algún que otro lector. Pero si hablamos de un autor, especialmente exitoso, presumiblemente estadounidense, seguro que no está despegado de la realidad, sino aferrado a una interesante cuenta bancaria.

¿Cuál fue el último cuento de CF que leíste?

Para el momento en que esto esté en línea, no lo sé.

Bueno, ahora que vengan las cervezas y hablemos un poco de rock y Heavy Metal. Me encantan los Beatles, son, diría, impecables. Pero cuando escuché Iron Maiden y Ozzy Osbourne en 1982, dejé mis discos de Sui Generis… Desde entonces el rock está presente en mi vida cotidiana y obvio en muchos de mis cuentos ¿Escuchas música cuando escribís?

Por lo general, cuando armo la revista, más que nada. Radios en línea como rock de los ochenta en Big R Radio o música progresiva en Delicious Agony.

Sí, el progresivo está bueno. ¿Fuiste a ver a Purple o a Sabbath? Creo que este año vuelve Deep Purple.

A Deep Purple, dos veces. Cuando vino a tocar el concierto para banda y orquesta, con un invitado de lujo como Ronnie James Dio, y la última, en la que ya no estaba John Lord. También fui a ver a Rush. Otro grupo extranjero fue Barón Rojo, en los setenta, época para la que también vi un recital de Crucis. A Riff un par de veces, incluyendo el recital de presentación, con un cantante que pasó sin pena ni gloria, todos vestidos con unos buzos que parecían los uniformes de la Federación en Star trek. (Risas)

Fueron muy buenos conciertos. Barón Rojo tiene discos que escucho cada tanto, excelentes. El reemplazo de Lord es Don Airey que participó en Rainbow, Ozzy, Judas Priest, Phenomena… Creo que es uno de los grandes como Wakeman. La verdad hay conciertos como ese con Gillan y Dio juntos, donde me hubiese gustado estar presente. Sobre Ronnie Dio, te confieso, fue triste el día que me enteré de su muerte. Recordé de esa gente que te habla de Lennon o Elvis. Leí en Facebook el post de una chica contando que iba manejando por la autopista y vio en el horizonte al arco iris, en ese momento entendió que nunca más iba a poder ver a Dio en vivo o escuchar un nuevo álbum, tuvo que detenerse a un costado de la ruta. ¿Pensás que alguien leerá este diálogo?

Es probable. Estaba tentado de poner un exabrupto en esta última pregunta, pero preferí no hacerlo, por temor a que alguien llegue hasta aquí.



18 de Abril de 2011 - Stonehedge, tercer Menhir a la izquierda

5 comentarios:

  1. De tiempos, abonos y apertura de ojitos (cerrados): en esa mezcla extraña de leer esto, estar pensándolo incluso sin darte cuenta (o sí), y encima charlar mano a mano, me aparece algo que nunca había percibido, el "laburo creativo del editor". Uno tiene más o menos difusa esa cosa de la continuidad, tal vez más correcto, "unicidad" que una publicación tiene, por supuesto que sé que hay una persona que es la que orienta o articula esa unicidad. Pero de "saberlo" a comprenderlo y entenderlo hay un trecho muy grande. ¡Je! y tener la suerte de escucharlo mano a mano a Santi con Laura (Ponce) compartiendo el placer, esfuerzo y satisfacción de seleccionar, editar, enhebrar... que caí en la cuenta de la fuerza artística que tiene esta labor. Y que me parece queda escondida esa condición artística; tal vez tengamos una aproximación con Victoria y Sur o Campbell (no digo que lo sean... ¿no lo son?) pero...

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  2. Gracias, Rol. Me emocionaron tus palabras. La verdad que esa charla que compartimos con Santiago la semana pasada fue uno de esos momentos para guardar en la cajita de la memoria. Hacía mucho que no nos juntábamos los tres y los temas que salieron fueron a cuál mejor. Además para mí, que recién estoy empezando, charlar con alguien de la trayectoria y experiencia que tiene él y darme cuenta que compartimos tantos criterios e intereses es una alegría revitalizadora. Gracias, Santiago, por el trabajo, la dedicación, la constancia y la generosidad :-)

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  3. Gente. Le están dando oportunidad a muchos talentos, que no encuentran un lugar en donde mostrar su trabajo. Gracias!

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  4. ¡Je! y uno, con la ñata contra el vidrio en Bachín, que de adentro te dicen ¿Piazzola y Ferrer, Baffa y Berlingieri, Pichuco y Rivero? "vení, pibe, sentate y unite a la charla"... ¡Ja!

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  5. Esta respuesta es genial:
    "Por costumbre, en todos los ámbitos, observo, pienso, analizo todas las variables posibles y después improviso."
    ¡Grande, Santiago! ¡Muy buena entrevista!

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